lunes, 21 de abril de 2014

EL VIAJE

Somos gente viajando, vivimos anclados a un territorio, mantenemos las raíces bien firmes bajo la tierra y sin embargo algo dentro de nosotros nos impulsa a respirar otros aires.
Agarramos la maleta y metemos en ella lo que pensamos vamos a necesitar, la ropa más adecuada, más nueva, la que mejor nos queda.
Y ya viajemos al Himalaya o a Punta Cana, creemos tener los imprevistos controlados.
- ¿Qué te llevarías a una isla desierta?.- pregunta un imaginario encuestador.
- Por dios, que no me falte el cepillo de dientes...
Una vez en el lugar elegido te das cuenta de que la mitad de las cosas que trajiste no las utilizas y la otra mitad no cubre los "por si acaso".
Podrías viajar sin maleta y daría lo mismo, no echas de menos nada de lo que dejaste y la vida cambia de perspectiva.
Gente viajera esperando un tren a ninguna parte.
Esperando.
Ni siquiera los zapatos son los adecuados.
Odio hacer la maleta.