lunes, 15 de agosto de 2011

Camino

Pensaba que el miedo era el que ponía plomo en mis zapatos y me impedía caminar.
Hoy he descubierto una forma de ser valiente junto al miedo.
He descubierto que la amistad puede plantarse incluso en terrenos áridos y abandonados.
Te ofrezco mi mano y pido la tuya, seguiré si tu me acompañas.
Y si llueve, compartiremos el paraguas.

1 comentario:

  1. En terrenos áridos y abandonados no suele llover, sobre todo en verano. Y si lo hace es en forma torrencial y de nada sirven los paraguas.
    Ahora estamos en otoño y las circunstancias han cambiado. Ahora llueve, y como has seguido caminando ya no marchas por senderos áridos. Eso sí, el paraguas y la mano siempre prestos a abrirse.

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