Hoy he recibido tres regalos que no esperaba.
El primero vino de manos de un desconocido... aroma de flores blancas.
Desde mi viaje a Túnez es un aroma que reconocería en cualquier parte. Túnez huele a jazmín.
Allí empezó mi pasión por la arena, el primer frasquito de mi colección es del desierto. Arena tan fina que parece polvo, tuaregs, un paseo en camello... y los ojos de Adel. Yo tenía dieciocho años.
El segundo regalo vino de un amigo... un deseo que estoy cumpliendo.
Mi terrible miedo a la página en blanco se desmonta si tengo un encargo, que le vamos a hacer, tengo alma de currito y si el pago a mi esfuerzo es que me leas, no hace falta más motivo.
Y el tercero lo trajo la lluvia, cómo no.
Agua que barre las sombras, que cala hondo hasta pensar que te llueve por dentro, que limpia miradas y reconforta heridas.
Si la compañía es como la de hoy, ver la lluvia a través del cristal es más que un pasatiempo, es mirar los dos hacia el mismo lado.
Tres regalos que más bien parecen tres deseos concedidos por un genio antes de que tuvieras tiempo de pensar en cuales ibas a pedir. Tal vez, en tu periplo tunecino, de arena y salitre, de sol y de dunas, llegaste a un oasis donde todas las palmeras te señalaron con sus dátiles, como diciéndote: "Tú eres nuestra elegida", coge la arena y llévate un trozo de nuestra tierra. Ella cuidará de ti y tú de ella". Y quizá en ese frasco que elegiste, tal vez adquirido en un bazar oscuro, impregnado de aromas de almizcle, jazmín y sándalo, había un geniecillo que de cuando en cuando sale y te ofrece sus servicios. No abuses de ello, Arena, pero no desprecies las oportunidades; cógelas al vuelo... y sueña.
ResponderEliminarTúnez huele a jazmín es cierto... y muy muy al sur casi fuera del país tbn hay twareg los kel Ayyer.... yo les agradezco que te enseñaran el djjín de las Arenas.....
ResponderEliminarEs un Bonito Regalo.... sajhá